
La verdad es que en momentos como estos, es que solo me queda renunciar a mi propia sabiduría y clamar a Dios por su perdón y por su sabiduría que es la verdadera. Entonces comprendo que "Dios no hace acepción de personas", me amó a mí, y asi también amó a esa persona aquel día en que Cristo murió en la cruz. También murió por ella. Ella tal vez sea una persona molesta para algunos, pero yo no soy perfecta.
Ruego a Dios que me de amor para esa persona y para que, a pesar del orgullo y prejuicio, Él se manifieste a través de mí y no me deje caer en el juego del odio. Sino que pueda mostrar amor y sabiduría frente a esa persona porque Dios le ama.
¿Te ha pasado alguna vez?
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