Ultimamente he estado reflexionando respecto de lo que significa llevar una vida plena. Me he encontrado con amigas que me cuentan que para ellas ha sido difícil vivir en esta etapa posterior a la universidad, en donde buscas cierta independencia, trabajo y ese tipo de cosas.
Pero conversando nos hemos dado cuenta que en medio de la vida cotidiana surgen necesidades más profundas que estas cosas materiales, surgen sentimientos de desorientación y de que todo lo que haces a veces parecen carecer de un propósito claro. Bueno, la verdad es que nos pasa todos en algún momento. Y es que nacemos con un vacío que sólo Dios puede llenar. Compramos cosas, probamos cosas, hacemos cosas nuevas y diferentes buscando la respuesta, el verdadero motivo de nuestra vida, cuando en realidad ha estado frente a nuestra nariz todo el tiempo. Si te sientes así o si alguna vez has experimentado esto, amigo(a) quiero decirte que para mí, vivir para Cristo, seguirlo a Él, haberlo hecho mi Salvador y Señor de mi vida ha sido la respuesta correcta. Me ha dado paz, esperanza y por sobre todo una razón para existir.