Hola, hoy hice unas galletas con forma de corazón y me quedaron tan ricas, que quiero compartir la receta contigo.

Precalentar el horno a 350º F./175º C. Bate la mantequilla con el azúcar hasta quedar cremosa. Añade la yema y la vainilla. Incorporar la harina y bate hasta hacer una masa. Extenderla y cortar. Colocar en la bandeja sin mucho espacio porque no se expandirán. Coloca el adorno que quieras y hornea de 8 a 10 minutos o hasta que queden doraditas. Deja enfriar en una rejilla y guarda en un envase bien sellado o sirve.

¿Te ha pasado que en tu vida siempre tropiezas con la misma piedra? A mí también me ha pasado y eso me hace pensar en lo débiles que somos. Cuando somos pequeños tropezamos con todo. Ahora que estoy embarazada ando super torpe, se me caen las cosas, choco con los muebles y por supuesto estoy más sensible en todos los sentidos. Eso me hace presa fácil del pecado, esa piedra regalona que siempre está en mi camino y que no me deja avanzar, mas bien, me hace retroceder varios pasos avanzados en mi vida espiritual.

Estoy realmente molesta, el pecado no se aparta de mí, y yo al parecer tampoco me aparto de él, sino cómo es que sigue allí... Estoy cansada de eso... pero tengo que asumir mi condición. El pecado que vive en mí siempre estará allí, hasta que vaya a la presencia de Dios, mientras tanto tengo que lidiar con él y huír de él. A veces nos creemos superhéroes y queremos combatirlo de frente, como cuando Harry Potter se enfrenta a sus enemigos, pero no es eso lo que Dios nos pide, Él nos pide que salgamos corriendo y nos alejemos del pecado, a pesar de que vive dentro de cada uno de nosotros. Es triste, ojalá pudiera decir, soy cristiana y ya no tengo pecado, pero no puedo, sería mentirme a mí misma.

Sólo espero ganar cada batalla que me queda y no salir derrotada como generalmente sucede. Espero poder sentir que puedo huír, y aferrarme a lo que verdaderamente importa que es Dios y mi familia. Aferrarme a la esperanza que Dios nos da en su Hijo Jesucristo que nos perdona de toda maldad. Aferrarme a la ilusión de que Dios me mira a pesar de mi falta de santidad y pureza. Aferrarme a su palabra que es verdadera, a temerle porque Él es justo y si peco merezco castigo, pero debo temer para no caer, de lo contrario si no temo a Dios y no huyo de mi pecado estaré perdida, estaré humillada ante el trono, y estaré faltando a mi deber como esposa y madre conforme al corazón de Dios.

Estoy muy contenta porque a pesar de mi ingratitud para con el Padre Celestial, Dios ha sido muy bueno con nosotros. Hace poquito fui a ver a mi médico para un chequeo de rutina por mi Mati, y me dijo que sigo en perfectas condiciones, aunque no debo subir mucho de peso porque soy pequeñita, pero Gracias a Dios el Mati está super sano y fuerte.

Se que muchos dirán que es algo natural tener un hijo, pero muchas madres primerisas tienen problemas o síntomas insoportables. Yo sólo he tenido una vez grandes dolores de espalda, por lo demás, Dios me ha bendecido con un embarazo de lujo. Aún puedo ir a trabajar y espero seguir así hasta septiembre cuando me vaya de pre-natal. Además, nos han regalado muchas cosas para el Mati, como es la ropa de la cuna y parte del valor de la cuna que es uno de los grandes gastos que debíamos hacer.

Por eso no me queda más que ser agradecida con Dios, porque realmente me ha tratado como una hija consentida, aunque yo sé que Él nos ama a todos, yo quiero pensar que me está mirando y que se preocupa de todos mis asuntos. Bueno, no es tan solo una idea mía, la Biblia dice que "Jehová es mi pastor; nada me faltará"(Salmos 23:1-3) y lo creo.

No es lo mismo creer en Dios que creerle a Dios. ¿Y tú... le crees?