Confesiones

El Afán y la Ansiedad

4.8.06


Hace algún tiempo estuve conversando con un grupo de jóvenes alrededor de una taza de café y surgió un tema muy interesante: el afán y la ansiedad.

Hoy en día muchos jóvenes y adultos sufren el mal del ESTRES, tanto que la Organización Mundial de la Salud O.M.S. lo ha determinado como una patología que afecta el estado de salud de millones de personas en todo el mundo. Según he visto, este problema es producto de un cúmulo de preocupaciones sin resolver y que al pasar el tiempo se convierte en una serie de problemas familiares, de salud, laborales y económicos que el ser humano no puede superar por sus propias fuerzas.

Entonces, recurrimos a los fármacos, el yoga y los placeres del mundo para dicipar este serio problema. Pero, antes de seguir enumerando soluciones de parche, debemos preguntarnos ¿Hay algo que realmente corte de raíz el Afán y la Ansiedad que provoca el estado de ESTRÉS?

El Afán es el preocuparse incesantemente y la ansiedad es un estado nervioso que en algún punto se vuelve incontrolable. ¿Qué se puede hacer? Conversando con mis amigos encontramos la solución al estrés: El afán y la ansiedad nos paraliza y no podemos sino rendirnos ¿Verdad? SÍ. Es lo mejor que puedes hacer, pero ¿A quién "le tiramos la pelota" para que lo solucione por nosotros? ¿Al psicólogo, al psiquiátra, al entrenador de yoga o a Dios?

¿Quién crees tú que realmente se interesa, la puede y quiere recibir por ti esa carga?
Jesús nos enseñó que era mejor precuparse por lo que vendrá hoy y mañana preocuparse por lo de mañana. (Mateo 6:25-31) pero también dice que Dios sabe lo que necesitamos y por eso nos llama a buscarlo a Él y depositar nuestra confianza en Él y todo lo demás se solucionará (Mateo 6:32-34) Prueba y verás, déjale tus cargas a Él (Mateo 11:28-30) Entrégale tus cargas, porque para Él eso no es un gran peso, ya que Dios no tiene límites.
Después me cuentas como te fue. Con cariño, Ale.

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