En estos días todo ha cambiado. Estábamos muy entusiasmados buscando un nuevo hogar para vivir, pero nos ha costado mucho. Además nuestros ingresos se redujeron drásticamente a la mitad. Más encima se me rompió una muela y las cuentas van llegando cada día y surgen gastos imprevistos.

Amigos, debo reconocer que estoy muy abrumada. He echo todo lo que está en mis manos. Hemos visitado departamentos, llamado a distintos lugares, Juank se ha esforzado al máximo en su trabajo, y aún así parece que todo sale mal. Es cierto que de dinero no se vive, pero es taaan necesario...

Y me pregunto ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Tendremos que volver a vivir con nuestros padres? ¿Debo dejar a mi hijo en sala cuna al cuidado de extraños para volver a trabajar? No sé.

Pero hay algo que sí puedo hacer, y debo hacerlo: orar sin cesar.
Siempre he sido mala para eso, y he intentado muchas cosas para ponerme a cuentas con Dios en ello, pero una vez más, debo tomar las riendas y enmendar mi error y ORAR, ORAR
y ORAR.